jueves, julio 27, 2017

Canciones que son espejos (I): Algo personal





Algunos cantautores tienen la facultad de dibujar situaciones que se repiten cada cierto tiempo

Hay canciones que parecen haber sido escritas para los momentos aciagos que alguna vez interfieren en nuestra vida. El tango Cambalache (del compositor argentino Enrique Santos Discépolo)  es una de ellas. Fue compuesto originalmente para una película (El alma del bandoneón, 1935) y no es casualidad que, por lo que plantea su contenido, desde 1943 fuera prohibido por todas las dictaduras argentinas. Aquí reproduzco dos estrofas de muestra para no abundar; ponga el lector algunos de nuestros particulares ingredientes contemporáneos y así podrá completar una historia que se recicla cada cierto tiempo:

Hoy resulta que es lo mismo 
ser derecho que traidor 
Ignorante, sabio o chorro 
generoso o estafador 

Todo es igual 
nada es mejor
 
lo mismo un burro 
que un gran profesor

Para adaptarlo aún más al español americano actual, podríamos cambiar "chorro" por "choro", aunque ambas remiten al mismo significado: "ladrón, malhechor, caco, estafador". Al referirse a tan "modélicos" ejemplares, los españoles utilizan también la palabra "chorizo". Entre nosotros tenemos "chorros" de "choros" y "chorizos", aparte de otras especies.

En la misma línea de reflejar realidades que se repiten, podríamos incluir algunas piezas del cantautor español Joan Manuel Serrat (n. 1943). Serrat grabó su primer disco en 1965 y desde ese momento ha sido un testigo indiscutible del acontecer de  España e Hispanoamérica, ámbitos en los que su música ha constituido una serie de secuencias paralelas a nuestras gracias y desgracias. No en balde también fue censurado por varias dictaduras más de una vez. Ya se sabe que dictadura y censura riman y se arriman, y no solo fonéticamente.

Basados en que buena parte de su producción ha estado focalizada en la denuncia de injusticias sociales, políticas y económicas, algunos presuntos líderes del lado más oscuro y perverso de las ideologías han intentado asumir la obra del catalán como bandera de lucha. Pero se han equivocado, porque también los desmanes que ellos cometen aparecen reflejados en algunas letras de dicho cantautor. Hay piezas de su propia cosecha o de otros creadores (pero musicalizadas por él) que han pasado de generación en generación durante más de cincuenta años y sirven recurrentemente como evidencia de que, así como la literatura, la canción popular deviene en un espejo en el que de vez en cuando pueden mirarse ciertos personajes autoritarios.

Ignora mi tía Eloína por qué una de sus canciones imperecederas ha tenido menos difusión de la que debería. Quizás —hipotetiza— porque, cuando gobiernan,  los propios retratados la esconden o poderosos e "imparcialísimos" medios de comunicación la ven de soslayo y se hacen los trujillanos. Sin embargo, más gráfica no puede ser. Se titula Algo personal. En ella el autor alude a sujetos y "sujetas" de esos que a diario nos mienten públicamente, sin pudor de ninguna naturaleza. He aquí un fragmento para empezar a imaginar una foto de familia:

Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad, 
viajan de incógnito en autos blindados 
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad...
 

Cualquier parecido con la realidad no es coincidencia. Y los escuchas, lectores o televidentes, que no son tan pendejos como otros creen, se la remientan cada vez que pueden; a ellos y a quienes incondicionalmente los siguen y aúpan sus procederes.  Precisamente, esos mismos acólitos son los primeros que viven enclaustrados en sus propias vergüenzas, en sus miedos, porque intuyen que no tienen vuelta atrás, debido a que sus presuntos líderes los tienen siempre bajo la mira y:

Se gastan más de lo que tienen en coleccionar 
espías, listas negras y arsenales...

Así van por la vida, prevaricando y gritando arengas destempladas que los convierten  en prisioneros de sus perversidades.  No obstante, allí está la canción de Joan Manuel Serrat para recordarles que:

No conocen ni a su padre cuando pierden el control, 
ni recuerdan que en el mundo hay niños. 
Nos niegan a todos el pan y la sal... 

Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión 
de declarar públicamente su empeño 
en propiciar un diálogo
de franca distensión... 


No hacen falta más comentarios a la hora de demostrar la vigencia de esta magnífica pieza musical y el modo como su autor plasmó una realidad que de vez en cuando recurre en algunas partes. "Algo personal" se hizo pública por primera vez en 1983, incluida en el disco Cada loco con su tema, pero debe ser recordada siempre que aparezcan esos oscuros personajes prefigurados en su letra. Aquí dejo un enlace por si alguien desea escucharla completa.

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