miércoles, enero 17, 2007

Las voces secretas: entre lectores te creas

Por muy cursi y poco original que parezca la expresión, mi tía Eloína no se cansa de repetir que los escritores nos debemos a los lectores: para ellos debemos escribir. No entiende a esos plumarios a quienes tiene sin cuidado la existencia de aquellos para quienes supuestamente escriben. "Quien no publica con la aspiración de que lo lean -dice- debería tomar sus textos y solazarse con ellos frente al espejo, repetírselos en solitario hasta el cansancio, pero jamás publicarlos; es decir, en lugar de escritor, debe ser un narciso hermafrodito compulsivo que redacta para sí mismo".

Esto viene a cuento porque en diciembre pasado me topé con una interesante cháchara bloguera en la que se comentaba (y se sigue comentando) ,de manera muy sincera y directa, la reciente antología de cuentos venezolanos Las voces secretas, compilada por el también narrador venezolano Antonio López Ortega (Caracas: Alfaguara, 2006).

El blog o bitácora en que se comenta la selección se titula DE MALA MADRE y la reseña específica sobre el libro “Caerse a cuentos”. Desde la nota jocosa, precisa, contundente, sincera, muy directa y bien argumentada de la autora o autor del blog hasta los múltiples comentarios que la misma ha generado, me parecen un excelente ejercicio de libertad para opinar sobre lo que leemos. Es posible que muchos de los allí mencionados (compilador, autores incluidos, otros escritores aludidos) no se hayan visto retratados como ellos desearían verse siempre. Pero precisamente ésa es la independencia y la única arma de la que puede disfrutar un lector libre, sin compromisos.

Lo primero que debemos asimilar como trasfondo de esta circunstancia es que ahora la Internet ofrece precisamente la posibilidad de asumir nuestros comentarios de lectura como si estuviéramos en una franca y abierta conversación de café, de bar, de botiquín, de esquina, envueltos en una atmósfera en la que nuestras opiniones entran en juego y se confrontan con las de los otros, sólo como producto de nuestra convicción acerca de lo que hemos leído. No hay condicionamientos académicos de ninguna naturaleza, y mucho menos cuando en la red tenemos la oportunidad de enmascararnos, si lo deseamos, bajo la tutela de un seudónimo o de participar simplemente como “anónimos”.

Sin compartir todo lo allí expuesto por los participantes, coincidiendo en algunos casos con la escogencia espontánea de lo que algunos juzgaron como los mejores cuentos de lo que no es precisamente una “antología” (por tratarse de relatos expresamente solicitados a los autores), quiero decir que la nota y los comentarios a los que hoy remito, no sólo despertaron mi admiración sino que también me permitieron ratificar la importancia de escribir y publicar para que otros lean.

El grupo ha discutido sin prejuicios y sin ataduras de amistad sobre la calidad y/o nivel de varios de los relatos (por ejemplo, los de Alberto Barrera, Salvador Fleján, Armando Coll, Milagros Socorro, Roberto Echeto), ha argumentado sobre la relación entre un texto y la persona que lo escribe (Salvador Fleján), ha disertado acerca de las “mafias” (sic) o grupos literarios y sus movimientos (Federico Vegas, Rodrígo Blanco, Antonio López Ortega), ha calificado un cuento como lleno de "lugares comunes" (el de Juan Carlos Chirinos), ha expresado que si fuera por ellos sacarían a algunos de los textos incluidos (por ejemplo, el de Karl Krispin) e incluirían otros faltantes (no los mencionan), y ha manifestado que las supuestas “voces” no son tan “secretas” como lo expresa el título. En fin, se han tomado la tarea no sólo de leer detalladamente el libro, sino también de manifestar sus impresiones muy espontáneas acerca de los contenidos. ¡Una muy respetable actitud de lectores que opinan libremente! Para quienes deseen conocer la interesante disertación e incluso participar con sus opiniones, aquí los enlazo:
http://demalamadre.blogspot.com/2006/12/quealgoqueda-caerse-cuentos.html Vale la pena.

14 comentarios:

La Gata Insomne dijo...

Hola
pasaba por aquí a curiosear con quién me habían nominado en El Universal este domingo.

Qué lujo, semejante compañero de nominación para esta gata humilde.

Saludos y si quieres ver la Fista que armé por mi nominación te invito a mi blog a los post del lunes y martes

Anónimo dijo...

Bueno, asumiendo la libertad que se nos da en y con este escrito, me pregunto por qué su tía habrá escogido la palabra hermafrodita. Qué quiere decir? que ese tipo de escritor tiene confusiones con su sexualidad?, que es un acomplejado?, que tiene una enfermedad congénita?que sus asuntos corporales definen lo público o privado de lo que escribe?que todo hermafrodita es narcisista?(un poco raro, no),que solo el hermafrodita es el que no publica?...entonces estará su tía diciendo en pocas palabras, que ese tipo de escritores casi no existe.
Ahora si la cosa iba hacia aspectos más internos, no olvidar que en principio todos somos XY.
Y excepto esa palabra ,creo que siempre es bueno oir esas voces que nos critican con bases, estemos o no de acuerdo.
Gracias por la invitación al otro blog...

Garbo!

Anónimo dijo...

Me parece muy interesante que un calificado crítico y cuentista como Luis Barrera Linares haya fijado su vista en la polémica de la antología, la cual ha sido reseñada de manera exasperantemente complaciente por nuestra pacata y "pop" prensa nacional. Hay muchas costuras afuera y muchos amigos adentro de la recopilación. ¿Voces secretas? No lo creo. Voces cualquier cosa, menos secreta. Se deberían realizar otras antologías que hagan contrapeso a la ya existente, sería en todo caso lo más sensato.

El venezolano portatil.

Anónimo dijo...

Con respecto a lo que dice Anónimo 1, yo juraba que hermafrodita era aquel espécimen que tenía ambos sexos; y por eso había entendido que Luis Barrera se refería a aquel autor que hacía (metafóricamente) de autor y receptor, de fuente y destino, es decir, que se paga y se da el vuelto. Pero, por lo visto, yo como que estoy equivocado.

Anónimo dijo...

Me parece interesante el texto de Barrera Linares en torno al libro "Las voces secretas" de López Ortega. Considero que los criterios asumidos por el antólogo para seleccionar a los autores, no se ajustan a las verdaderas voces que en nuestra narrativa han emergido en los últimos 10 años. Por decir algo, la provincia fue marginada de una manera evidente, y la mirada del antólogo no fue más allá de su pequeño entorno de amigos y de relaciones. A pesar de que siento gran estima por López Ortega, y valoro su narrativa, creo que las antologías tienen que estar sujetas a criterios de amplitud, de excelencia, y no a simples pagos de favores. No sé hasta cuándo muchos autores tendremos que esperar la mirada "misericordiosa" de aquellos que tienen en sus manos el "poder" reconocer a los otros. Quien realice un antología deberá conocer en profundidad el género tratado y sus cultores. Como cuentista (de la generación en cuestión) y como narrador y ensayista en general, no me siento identificado con el libro "Las voces secretas". Es un buen esfuerzo, pero lamentablemente sesgado.

Ricardo Gil Otaiza
8.016487
rigilo99@hotmail.com

Antonio López Ortega/Director Revista VEINTIUNO dijo...

En relación al comentario de Gil Otaiza, que tiene el mérito de no ser anónimo, la antología puede descalificarse por muchas razones (por no estar de acuerdo con el canon generacional, por falta de calidad, por no ser representativa, etc.). Situarse en este nivel de discusión nutriría aún más el debate que han acogido estas páginas. Pero lo que sí lo empobrece -el debate, me refiero- es buscar argumentación que no se corresponde con la realidad. Afirmar, por ejemplo, que "los criterios asumidos por el antólogo para seleccionar a los autores no se ajustan a las verdaderas voces que en nuestra narrativa han emergido en los últimos 10 años", que "la provincia fue marginada", que "el antólogo no fue más allá de su pequeño entorno de amigos y de relaciones" y, lo peor, que "las antologías tienen que estar sujetas a criterios de amplitud y no a simples pagos de favores" son aseveraciones descaminadas.
Al respecto, algunas consideraciones para Gil Otaiza. Primera: la muestra no plantea en ningún momento (convendría leer el texto introductorio) la revisión de la producción narrativa de los últimos diez años sino la producción cuentística de autores nacidos en la década de los años '60. Segunda: si la provincia se hubiera marginado, autores como Fátima Celis o Norberto Olivar, por poner dos ejemplos, no formarían parte de la antología. Tercera: no es "el pequeño entorno de amigos y de relaciones" ni el "pago de favores" lo que caracteriza mi trabajo intelectual y menos aún mi esfuerzo compilatorio. En esta aseveración, Gil Otaiza, un escritor valioso, baja adonde nadie le ha pedido bajar. A algunos de los autores no los conozco y a otros apenas les he hablado.
Soy un estudioso de la narrativa venezolana y nada me entusiasma más que descubrir nuevos valores. Esta antología es un esfuerzo por fijar un mapa, y como esfuerzo puede tener sus limitaciones. Sin embargo, objetivamente hablando, creo que sus méritos siguen siendo mayores que sus ausencias. Y a ese criterio sigo siendo fiel. Lo demás pueden ser críticas bien fundadas y discusión de altura, pero no bajezas que hablan de favores o pagos recibidos. No desorientemos el debate. Las puertas, por lo demás, están abiertas para recibir nuevos esfuerzos compilatorios. Nada me entusiasmaría más que reconocer antologías superiores a la mía. Yo sería el primer lector de esos esfuerzos.

Antonio López Ortega

Anónimo dijo...

En relación a la airada respuesta de mi apreciado y admirado amigo Antonio López Ortega, en torno a mi comentario sobre su antología "Las voces secretas" aparecido en este blogger, me asombra su grado de intolerancia frente a la opinión contraria, descalificándola como "bajeza". Bajeza, colega, es esconderse en el anonimato para denigrar de otro; eso no lo haría jamás, siempre he firmado mis textos y he sostenido mis opiniones así se caiga el mundo. Lo demás es apreciación, subjetividad (si se quiere), una visión distinta de un trabajo "valioso", pero que a mi modo de entender la literatura, está sesgado. Eso es todo y no tiene por qué encender la ira o el odio, porque considero que estoy en plena libertad moral para declarar mi parecer en este, o en otros contextos. Al igual que usted para decir lo contrario. La literatura es así: un espectro muy amplio de posibilidades estéticas y de percepciones también. De pronto a mi me puede gustar un libro o puedo denostar de él, y eso no es ruin o bajo; simplemente una opinión -discutible, transijo- pero respetable.

Ricardo Gil Otaiza
8.016.487
rigilo99@hotmail.com
o414-7455282

Anónimo dijo...

Creo que eludes, mi estimado Ricardo, la cuestión de fondo. Ni he dado una respuesta airada, ni he sido intolerante, ni he desconocido tu libertad de opinar. He dicho simplemente que afirmar que "la mirada del antólogo no fue más allá de su pequeño entorno de amigos y de relaciones" o que "las antologías tienen que estar sujetas a criterios de amplitud y no a simples pagos de favores" es un recurso fácil para despachar este esfuerzo. Yo esperaba, sinceramente, otra argumentación, una que estuviera en sintonía con tus propias palabras: "La literatura es un espectro muy amplio de posibilidades estéticas y de percepciones". Coincido plenamente. Pero el tenor de esa frase es muy distinto a sostener que la antología no va más allá de un círculo de favores.

Antonio López Ortega

Anónimo dijo...

He leído con atención la polémica suscitada por el libro antológico "Las voces secretas", del reconocido escritor Antonio López Ortega. Sobre todo en los últimos días, cuando se incorpora a ella el escritor Ricardo Gil Otaiza, quien por cierto, no elude su responsabilidad y firma el comentario (¿honestidad intelectual o ansias de figuración?). Considero a Gil Otaiza un excelente escritor, una voz indiscutible de la generación emergente y por consolidarse, al cual, por cierto, de manera mezquina, en la capital de la república no se le ha prestado mucha atención, a pesar de tener una obra sólida e innovadora en lo literario (bueno, eso es harina de otro costal). No obstante, Gil Otaiza en su comentario peca de moralista (ese es su principal problema: ve hechos punibles y pecaminosos por todas partes, y se cree el redentor de la humanidad), al aducir como crítica al libro algo que se da por descontado en un texto antológico: la influencia de la amistad, del círculo íntimo, de la tribu que precisamente hizo posible el fulano boom de la literatura latinoamericana. En pocas palabras, quien asume una antología lo hace sobre la base de lecturas (muchas veces subjetivas) y de una percepción personal (más subjetiva todavia), ya que incorpora en la selección escritores que le son afectos. Es decir, Gil Otaiza no está descubriendo el agua tibia cuando dice que en la antología de López Ortega privó el amiguismo y el pago de favores, porque todos los textos antológicos adolecen de la misma enfermedad, de allí las reticencias, odios y querellas que traen consigo (recordemos una polémica parecida cuando Juan Liscano publicó su monumental obra crítica de nuestra literatura, donde escacearon muchas voces importantes del momento. O más recientemente en los dos últimos libros del mismo Luis Barrera Linares, donde muchos no se sintieron representados y han manifestado su disgusto) de allí también esta discusión que ha trascendido el ámbito virtual para hacerse presente en la calle, en los pasillos, en el salón del libro de Caracas; en todas partes, sin que el fulano libro lo valga, porque la mayoría de sus textos son mediocres. Estamos, entonces, ante una estrategia de mercadeo(posiblemente de Alfaguara, que no vende mucho en Venezuela) para levantar un libro mal concebido y peor estructurado. Es lamentable que Gil Otaiza, reconocidísima y admirada voz de Mérida (tanto en lo académico como en lo literario)haya caído en la trampa de hacerle el coro a un texto que no merecía salir de la imprenta. Por otra parte, y para finalizar, no le veo ni pies ni cabeza a la respuesta destemplada de don Antonio López Ortega, al comentario de Gil Otaiza, cuando debe agradecerle en todo caso su lucidez y su valentía al hacerlo público con su nombre y apellidos, exponiéndose a insultos, a descalificaciones y al odio visceral del todopoderoso hombre de la Bigott. Considero, no obstante, que estas discusiones son buenas para despertar conciencias y para decirle al mundo hispano que en este país hay mentes bien amuebladas, dispuestas a discutir y a dejar sentado su derecho a disentir, aunque sea en el orden literario.

El Cátaro...

Juan Carlos Chirinos dijo...

Esta discusión se está saliendo de madre paulatinamente y me parece que hay personas que hablan por hablar, o sin saber.
Esta antología la lleva preparando Antonio López Ortega desde hace varios años, y no creo que sean muchas las personas que le resten mérito al trabajo anterior que le avala como antólogo y como persona que conoce la literatura venezolana, aunque sus criterios no coinicidan con el de los demás.
Sin duda debe de de haber muchos libros y escritores venezolanos que no conoce, como nos pasa a todos, pero no creo que guíe su criterio por sus círculos de amigos o los favores que le deba a los demás.
No me atrevo a decir, ni mucho menos, que mi relación con Antonio López Ortega sea de amistad; a lo sumo, puedo decir que hemos coincidido varias veces en todo tipo de eventos literarios, y que en alguna ocasión hemos compartido un café y una sabrosa conversación; quizá tengamos algún amigo en común y no lo sepamos; creo que la relación que guardo con él es más de personas que escriben y leen, una cierta sintonía literaria, que no pasa por pactos de sangre ni fidelidades perrunas: así que no creo que él me deba ningún favor ni que yo sea de su círculo de íntimos, de la misma manera como me ocurre con muchos otros escritores y críticos en Venezuela, como Luis Barrera Linares, dueño de este blog: sin ser amigos, mantenemos una (para mí siempre estimulante) relación literaria que nos hace coincidir más de una vez, para leernos gozosos y -no pocas veces, quizá sean las más- criticarnos con honestidad, sin medias tintas y con el único ánimo de remover la literatura de este (muchas veces) aletargado país. (En este momento creo recordar que la crítica teatral María Berthold -ya ni siquiera sé si se escribe así- recomendaba que críticos y dramaturgos nunca fueran amigos).
He vuelto a mirar "Las voces secretas" (quizá, sí, el título apunta no a que seamos autores noveles y desconocidos en Venezuela, sino a que la literatura venezolana, para el mundo en español, es "the best kept secret of the caribbean", como rezaba aquella consigna de corpoturismo); la he vuelto a revisar, repito, y no veo que los autores sean todos caraqueños. Yo mismo cada vez soy más de Valera. Quizá, sí, muchos de los autores viven o hemos vivido en Caracas, lo que nos ha dado más oportunidades de que nos conozcan. Pero que yo sepa, Ednodio Quintero ha vivido toda su vida en Mérida, Víctor Bravo nunca ha vivido en Caracas (de hecho, cuando vivía en Valera su esposa fue mi profesora de psicología, y yo ni siqúiera lo conocía a él), Harry Almela vive en Maracay, Laura Antillano en Valencia... así que he de presuponer que, si bien es plausible que los autores escogidos por ALO vivan o hayan vivido en Caracas, cabe la posibilidad de que no le atrajeran todos los autores venezolanos que conoce -estén en la Plaza Altamira, en Escuque o en Humocaro Alto-. Así que me parece un poco injusto (o, cuando menos, impreciso) suponer que sus criterios son localistas, amiguistas, caraqueñistas y, sobre todo, despreciadores de la calidad de nuestras alegres provincias.
Y era eso lo que quería decir, porque no me parece justo que se echen encima del antólogo sin primero verificar las intenciones de éste. Habría que ir al prólogo del libro o pedirle que dé, si le apetece, sus razones para haber escogido a los autores que escogió, y para que los cuentos fueran inéditos.
¿Que se puede mejorar esta antología? Pero, ¿hay alguna que no sea mejorable?
Saludos.

Anónimo dijo...

Quiero decirle a ese señor (o señora) autodenominado(a) "El Cátaro", que a pesar de sus palabras elogiosas para conmigo y para con mi obra (cuestión que agradezco, lógicamente), que no necesito que nadie me defienda porque me las arreglo solito. No sé de dónde saca esa barrabasada de que "¿es honesto o tiene ansias de figuración?", o de que yo soy un "moralista". Ni tengo ansias de figuración (porque tengo los espacios literarios y de prensa abiertos) ni soy un moralista (eso indica que no ha leído mi obra o mis textos de prensa, tanto en el diario Frontera de Mérida, como en el universal.com de Caracas, como en Literarias del Siglo XXI de Miami). Simplemente emití una opinión "honesta" en el blog de Luis Barrera Linares (un espacio íntimo, si se quiere para la élite literaria y académica) acerca de "Las voces secretas" de López Ortega, y eso ha traído cola. ¿Será que he tocado con mis comentarios un nervio muy fino que nadie se había atrevido a tocar, o es que la crisis nacional nos ha puesto la piel muy sensible?
Saludos,

Ricardo Gil Otaiza
8.016.487

Anónimo dijo...

Bueno, esta discusión está sirviendo para que el narrador Gil Otaiza nos muestre su curriculum. Está muy bien. Quizás algunos se atrevan con sus cuentos. En todo caso, como él lo explica, no necesita a nadie que lo defienda, para eso se basta él solo. Yo sería de la idea de que lo coloquen en una hipotética segunda edición, y así la discusión pueda situarse en un plano literario y no en el gastado "no estoy porque no soy amigo del antólogo".
Pienso, por otro lado, que sí se puede hablar de bajeza cuando se acusa a un antólogo de elaborar un trabajo representativo de la narrativa venezolana a partir de su listado de amigos (sobre todo cuando no es cierto, porque algunos de los supuestos "panas" aclaran que han visto a López Ortega en contadas ocasiones).
Otra posible solución es que el excluido (y escritor de periódicos en Miami, nada menos) se mude a Caracas y se convierta en amigo de ALO y así se asegurará la gloria literaria de ser una voz secreta.

Anónimo dijo...

Quien así escribe, ignora de la manera más absurda lo que subyace en el fondo de mi planteamiento: "el centralismo acérrimo" de quien entrega una antología". En lo particular no me interesa estar en la de ALO, porque estoy en varias antologías en las que no moví un dedo para entrar. Para tu desazón debo decirte que no soy el único que piensa de esa forma, y ya muchos lo han expresado a través de distintos medios nacionales y regionales. Esto no debe verse como una guerra contra ALO a quien (ya lo expresé en mi primer comentario) aprecio en lo personal y en su obra literaria (la que he leído desde hace muchos años y se lo he manifestado en distintas oportunidades). Mi opinión crítica nace porque considero que el criterio de ALO a la hora de la selección de los autores, no fue el más adecuado ni el de mayor amplitud. Por lo demás, respeto a lo autores incluidos y los felicito de veras por su trabajo literario, aunque no comparta la calidad de muchos de los textos incluidos.

Ricardo Gil Otaiza

Anónimo dijo...

Creo que la crítica de Gil Otaiza es atinada cuando habla del centralismo. Muchas antologías venezolanas deberían ser llamadas caraqueñas. Hasta los diarios nacionales en Venezuela deberían llamarse caraqueños. Esa es una queja fundamentada en la realidad. No hay paranoia en ese lamento.
Ahora, en lo que sí se equivoca Otaiza es en esa afirmación gratuita (porque no da ninguna prueba) de que el libro fue hecho para pagar favores y de que el antólogo no salió de su grupo de amigos para escoger las obras.
De allí que con justeza López Ortega califique de bajo ese ataque. Porque si es tan valiente Otaiza debería ilustrar al lector sobre cuáles favores paga López Ortega con la composición del libro.

Mariano Gallegos Garmendia