Hace más o menos unos treinta
años, siempre que tenía necesidad de tomar un taxi, estaba ya acostumbrado a la
cara de sorpresa de parte del conductor, quien se encogía de hombros y sonreía
al obtener respuesta a la pregunta inicial de siempre:
-¿A dónde vamos, joven?
-¿A dónde vamos, joven?
El tratamiento de “joven” no era
una gentileza del taxista porque yo lo era y muy poco se había impuesto su
equivalente de hoy: “chamo”. Recuerdo la longitud con la que yo me veía
obligado describir el lugar preciso hacia donde debería dirigir el auto, pues
usualmente tomaba los taxis cuando, al final de la tarde, deseaba regresar a
casa de una manera más cómoda y costosa, harto de aquel desastre urbano que ya era
Caracas.
Acostumbrado a que los taxistas me “ruletearan” a su antojo con la excusa de la disparatada geografía y señalización urbana de esta ciudad de los “lechos rojos”, me veía obligado a explicar mi dirección física muy bien y con lujo de detalles. Aprendidas de memoria mis particulares señas de habitación de aquellos tiempos, respondía con seguridad:
Acostumbrado a que los taxistas me “ruletearan” a su antojo con la excusa de la disparatada geografía y señalización urbana de esta ciudad de los “lechos rojos”, me veía obligado a explicar mi dirección física muy bien y con lujo de detalles. Aprendidas de memoria mis particulares señas de habitación de aquellos tiempos, respondía con seguridad:
-Voy a la Av. Puente Nueve de Diciembre,
Prolongación de la Avenida Washington, Conjunto Residencial El Paraíso, Primera
Etapa, Torre A, Ala Izquierda (y dije ALA, señor, y no A-LA), detrás de la
venta de helados Crema Paraíso, frente al Hotel Imperio, entrando por la
derecha, a cincuenta metros de la Clínica Paraíso.
También recuerdo que algunos de
mis amigos del extranjero se habían burlado más de una vez de la particular
extensión y complicación de las direcciones de nuestra capital, a lo que suele
sumarse la cantidad de detalles de ubicación a que debemos aludir si queremos
asegurarnos de que alguien llegue a su destino (pasando un árbol, allí don verás
un carro azul, muy cerca de la estación de gasolina, más allá de la bodega “mi
querido Funchal”…), pensando en las dificultades de la particular topografía
capitalina y en nuestros muy particulares o inexistentes sistemas de señalización
y orientación vial.
Seguro estoy de que no he sido el
único que haya vivido esta experiencia.
Pero la anécdota es útil para introducir esta duda melódica por lo que ya ha significado y seguramente significará la implantación del sistema de direcciones cortas e infalibles que se denomina correo electrónico.
Pero la anécdota es útil para introducir esta duda melódica por lo que ya ha significado y seguramente significará la implantación del sistema de direcciones cortas e infalibles que se denomina correo electrónico.
Ya no hay duda acerca de lo que este nuevo
mecanismo comunicativo ha significado hasta hoy, aunque ya se esté prediciendo
su cercana desaparición, frente a novedosos sistemas supuestamente más
efectivos, rápidos y económicos. Poco hemos reflexionado acerca de lo que
significará luego en el ámbito de la conducta comunicacional de los ciberciudadanos
del siglo XXI. Casi creo que muy pronto los gobiernos de nuestros países
latinoamericanos habrán de crear planes robinsonianos que contribuyan a sacar
del cibernalfabetismo a quienes continúen empeñados en vivir fuera de ese
universo.
Viejos, jóvenes y no tan jóvenes
tendrán rigurosa necesidad de perder ese pánico casi genético que algunos
sienten por las redes internéticas, a menos que desestimen quedarse fuera de la
cultura, lo que de hecho en esta época implica quedarse al margen de la
rotación del mundo.
Para diversas comunidades, la
Internet se ha convertido en parte de la cotidianidad, y no solo como
herramienta probadamente efectiva de trabajo, sino también como sistema abierto
a toda hora para cualquier requerimiento comunicacional, desde el simple
comentario de rutina con colegas, amigos, familiares y vecinos, hasta las serísimas
reuniones virtuales y la elaboración de documentos formales de cualquier
categoría. E incluso para evitar salidas que nos obliguen a tomar taxis.
Para quienes alguna vez padecimos
la longitud casi mítica y no pocas veces simpática de las clásicas direcciones
postales caraqueñas, el paso del patrón comunicacional ortodoxo a los sistemas
regidos por la comunicación electrónica ha significado mucho más que una simple
alineación a los patrones de la tecnología más reciente.
En mi caso particular sigo
utilizando taxis cada vez que puedo o cuando deseo dejar de ser carne de cañón
de la infinita fauna de conductores de motos y vehículos que pulula en la
Caracas de este tiempo. Pero igual, ahora que, para ciertas diligencias, puedo
tomar esa vía más corta, más cómoda y más breve que me brinda la red, no dejo
de pensar en mi venganza para con aquellos taxistas y amigos que con cinismo
criticaban mi detalladísima dirección postal de mediados de los ochenta del
siglo pasado.
Mi sed por la revancha espera pacientemente el
momento en que tenga la oportunidad de simplificar la respuesta de aquellos
días. Por razones obvias, ya el chofer no se dirigirá a mí como “chamo”. Las
“nieves” que han comenzado a “platear mis sienes” le harán verme, si acaso,
como “señor”, quizás como “doctor” (si llevo corbata, pues todo el que en
Venezuela la lleva aparentemente lo es), o lo más seguro es que,
para no generar malos entendidos, me llame simplemente “maestro”:
-¿A dónde vamos, maestro?
En realidad me importa poco cómo
me vaya a tratar. Lo fundamental es que añoro tener la oportunidad de
simplificar aquella larga respuesta de hace tres décadas y decirle simplemente:
-Por favor lléveme a
http://barreralinares.blogspot.com
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Fuente de la imagen:
http://es.123rf.com/photo_3669611_concepto-de-ordenar-un-taxi-en-linea--taxi-conectado-al-raton-del-ordenador.html
10 comentarios:
Maestro, ¿a dónde vamos después del 3D? ¿Transitaremos por una segura autopista digital para todos o seguiremos por una trocha trochita llena de pesadas piedras?
Broma aparte, me encantó su artículo por la frescura...tan necesaria en estos tiempos.
Saludos cordiales
querido Luis, ahora que leo esta nota caigo en cuenta de que se sigue pensando que “alfabetizar” es enseñar a leer y escribir con lápices, bolígrafos y demás instrumentos afines. Y la verdad es que un plan para alfabetizar debería considerar la preparación para el manejo de Internet, pero no como algo adicional, sino como algo propio de la alfabetización. No sé si me explico; trato de decir que una campaña de alfabetización que no incluya Internet es incompleta. Una vez, escuché (o lo leí, ahora no lo puedo precisar) que uno de los factores por los que en África costó tanto la consolidación de procesos urbanos modernos, es que a la gente le resultaba muy difícil domesticar animales para la cría, el trabajo o la compañía, lo cual es clave para la vida sedentaria. ¿Es posible que ocurra algo similar con las máquinas? ¿Es posible que la gente que no logra domesticar máquinas de alguna manera esté acumulando un “déficit cultural”? Voy a dejar el adjetivo “cultural” donde lo acabo de colocar, aunque apenas lo hice me arrepentí, ya que la frase “déficit cultural” da a entender que unos tienen más cultura que otros según puedan o no domesticar máquinas... Me parece que semejante afirmación exige una reflexión ¿habrá quien se anime a discutir este asunto? ¿Tendrá algo que ver con aquello que Bourdieu dio en llamar “capital cultural”? En todo caso, estas líneas surigieron porque me inquieta la afirmación de que por no acceder a Internet, la gente puede quedar fuera de la cultura. Me parece que habría que discutir en qué sentido quedarse fuera de la Web es quedarse fuera de la cultura, “fuera de la rotación del mundo”.
Va un abrazo.
Bueno, a veces las direcciones digitales no son tan infalibles: la extensión .tv puede significar "Televisión" o "Tuvalu" (creo que así se escribe), unas islitas en el Pacífico. También es fácil equivocarse entre las .co (sin "m") y las .com, por no hablar de las que llevan el .ve, por ejemplo el vínculo "unica.edu" lleva a la Universidad de Cataluña, pero el vínculo "unica.edu.ve" lleva a la Católica Cecilio Acosta, en Maracaibo, donde labora este servidor de Ustedes.
En fin, supongo que eso es lo que hace divertida a la red ¿no?
Alberto, muy de acuerdo con eso de la "infalibilidad" de algunos asuntos relativos al mundo digital. No obstante, creo que se debe a que todavía se trata de un universo en formación. Son situaciones ambiguas que todavía causan ruidos en la cibercomunicación, pero seguro que hay personas trabajando arduamente para evitarlas en el futuro. Gracias por estar siempre pendiente de La duda melódica, me honra la categoría de interlocutores que la visitan. LBL.
Gracias, Carlos, por tus interesantes reflexiones. Vale la discusión y ojalá se diera. Con mi afirmación sobre quedar fuera de la rotación del mundo quiero alertar sobre el hecho de que todavía hay quienes no han comprendido la incidencia de la aparición de la Internet en la evolución cultural del hombre. Nada parecido había ocurrido desde la invención de la escritura, ya se ha dicho. Internet está invadiendo todos los espacios culturales existentes y, además, dando cabida al surgimiento de una "vida paralela" que se desarrolla en la red. Todavía no se percibe porque estamos en proceso de transición. Sin duda, como tú sugieres, un tema para que quienes somos comunicadores o hablantes públicos reflexionemos. En una futura nota escribiré sobre las repercusiones de esto para la literatura y la escritura virtual en general. Saludos, Luis Barrera Linares
Buenos días profe es Dulce Santamaría de IPC-UPEL, me gustó mucho su artículo porque plantea en el fondo la necesidad que tenemos los educadores y los no-educadores de comunicarnos a través de las nuevas tecnologías,claro está sin perder de vista el lápiz,el papel,el borrador,la tiza y otras herramientas que por ejemplo a usted le han servido para generar tantos libros buenos de cuentos y tantas obras relacinadas con la lingüística y el discurso de nuestro idioma.En líneas generales, es importante acercarse a la red para poder complementar y transitar el camino que puede ampliar nuestras habilidades en torno al manejo de las competencias comunicativas que ya manejamos y que diariamente forman parte de nuestra práctica de vida. Saludos.
Me conmueve el optimismo! O todos sus interlocutores son muy discretos y sabidos o el problema está en los míos.No creo que usted no haya sido victima del ruleteo cibernaútico o los callejones sin salida: error en la página, página no disponible. o de la rabia por los hombres trabajando en la via (en las horas pico o lo que es lo mismo cuando uno está más apurado)página en construcción disculpe la molestia. Usted cree que se va a poder llegar sin problemas? Será usted quien ponga la cara :o cuando le escriban barrera linares... (separado), o barreralinares blogspot (sin el punto), o barreralinares.blog spot. o con el blogespot. Cree usted que desaparecerán las preguntas ¿todo en mayúscula? ¿todo pegado?,en fin. Solo cambió el taxi lo demás será igual. Se lo hago más gráfico para que vaya teneiendo un sueño o una pesadilla: usted - Mi blog es
otro- tu qué?
usted- bueno escribe:http (y para evitar errores holanda,turquía, tailandia -para no decir 2 veces turquía no vaya a ser que piensen que está retomando la idea-Portugal; luego dos puntos (ojo no los escribas),slach
otro- eso es con "e" o con "s"
usted- no vale la rayita esa que es medio torcida que va con la inclinación hacia la derecha, de esa vas a poner dos.
Ya ahí usted está medio cansado pero sigue
-barreralinarestodo en minúsculas punto(sin escribir la palabra punto agrega) y luego blog como si fueras a escribir bloc pero en vez de una c una g blog, todo en minusculas,sí, sí.pegado a blog vas a escribir, anota sapo, pato, oso, toro: s p o t, entonces blogspot (sobrearticulando), otra vez punto coM(M)marcando mucho la M por si acaso. Vió lo fácil de dar la dirección? Ja jaja sin ánimo de desánimo.
Y en relación con los que andan a pie, me parece que hay gente que puede vivir sabiendo que la internet existe pero que no la necesitan... hay gente que ha sobrevivido sin autos, sin tarjetas de créditos, sin microwave, no sé si sea analfabetismo, también podría ser romanticismo, comodidad etc. No no tener internet es tener soluciones pero también miles de problemas: no hay red, se cayó la línea (recordar los bancos por fa), la máquina se colgó, etc
me divertí con esto!
Garbo
Magnífico, Garbo, observaciones sin desperdicio, con mucha gracia y "garbo". Pensaba hablar de este y otros temas internéticos en futuras entregas. Hay mucha tela para cortar en esto de la red y sus misterios. También me ha divertido mucho tu divertimento. Mil gracias, LBL.
Soy maestra de literatura en México y llegué aquí por casualidad ¡Que gran hallazgo!
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