Debió llamarse James Bond o Superman. Baste para corroborarlo la lectura de su única “novela” autobiográfica, que actualmente circula en el mercado venezolano.
El súper héroe, paladín impoluto, inmaculado, transparente, incorruptible, adivino, intuitivo, definitivo, nos cuenta en esta obra su avatar político desde la temprana militancia en el pueblo natal hasta su múltiple actuación clandestina o pública, sin obviar los ramalazos que lo traen hasta la actual situación política del país.
Cual titán holiwoodense, ha logrado salvarse múltiples veces de los más difíciles atentados fraguados por sus enemigos: Lex Lutor, Gatúbela, El Acertijo... . Se autopostula como YO, el supremo de la historia venezolana contemporánea, el máximo, el único, el invencible, el Mesías, antes, durante y después. Clon aglutinante de Francisco de Miranda, El Hombre Araña, Simón Bolívar, El Conde de Montecristo, Batman, El Zorro, Linterna Verde y Aquaman.
Estamos así frente a la fábula de este César tropical en un momento en que, por lo visto, pocos se atreven a la réplica ni a las aclaratorias, aunque acusa a muchos de temerosos, adulantes, ambiciosos, corruptos, etc. Sus relatos están plagados de nombres importantes, querellas, chismes, traiciones e infidencias de “notables” personajes públicos y héroes nacionales de antes y de ahora.
Esta novela infinita de casi quinientas páginas podría considerarse la mayor egoteca publicada a lo largo de nuestra vida política y literaria. Con su astucia y pericia de Mandrake, todo lo sabía, todo lo controlaba, sin que se le escapara ni un solo detalle. A decir suyo, acabó con cuanto grupo se le opusiera y, también según él mismo, fue el máximo artífice de las luchas de los sesenta. Todo, sin haber hecho ni un solo disparo, a pesar de andar siempre con un revólver terciado en la cintura o una ametralladora en su maletín. Mejor la hubieran titulado del modo como el personaje se describe a sí mismo en la página 147: [mis adversarios] “Me convirtieron en un machazo”.
Frase para un grafito: “El 27 de febrero [de 1989]…no es un hecho que tenga que ver con mi gobierno…” (p. 334). ¡¿?!
Axioma filosófico para la historia: “Las reacciones de los gobiernos de Estados Unidos dependen del tipo de presidente.” (p. 164) ¡¡!!
A medida que leía, Eloína fue evocando allanamientos, triquiñuelas, zancadillas, repitiendo para sí misma apellidos de políticos y familias “ricas de cuna”, recordando apresamientos, persecuciones, acosos, confrontando al narrador de la ficción autobiográfica que relata sus propias aventuras con el tombo de aquella cotidianidad angustiosa de los sesenta, con el faraón de los setenta y su fastuosa doble coronación.
Ya usted lo conoce, pero aclarémosles a los lectores extranjeros. Se trata del libro Carlos Andrés Pérez: memorias proscritas (Ramón Hernández y Roberto Giusti, Caracas: Los Libros de El Nacional, 2006). Un auténtico manual de egolatría desenfrenada.
3 comentarios:
Muy, pero muy buena selección para comentar (Sobre Héroes y Tombos). Dale gracias de mi parte a la tía Eloyna por ello. Bárbaro, Qué retrato. Parecía pintado hoy 10 de enero 2007 en vivo y directo. Felicitaciones a ti y a los autores. Conociéndote no es una broma tuya y de la tía? Será que de verdad lo puedo encontrar en la librería?
Muy bien
me parece que la eterna busqueda del heroismo se ve reflejada en esta edicion, es comico porque a pesar de que no todos tenemos la medera para ser super heroes, lo que si tenemos es la oportunidad para serlo.
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